martes, 5 de mayo de 2009

Paseos nocturnos


Cientos de cilios moviéndose simultaneamente; movimientos tímidos, lentos, pero siempre acertados. Los caracoles poseen ese "no se que" que invita a la serenidad (y/o fascinación) a quien los observa. Podría pasarme horas tirada en el asfalto mirándolos y estoy segura de que ansiedad y otras excentricidades desaparecerían por unas semanas. Pensandolo bien, deberían probrarse cosas así en los tan modernos laboratorios de psicología actuales o quizas plantearme tener un "caracolero" o haberme quedado toda la noche en aquel asfalto mojado... Quien sabe.

Pero hay una cosa segura, y es que me encantan los paseos nocturnos con caracoles.