
Cientos de cilios moviéndose simultaneamente; movimientos tímidos, lentos, pero siempre acertados. Los caracoles poseen ese "no se que" que invita a la serenidad (y/o fascinación) a quien los observa. Podría pasarme horas tirada en el asfalto mirándolos y estoy segura de que ansiedad y otras excentricidades desaparecerían por unas semanas. Pensandolo bien, deberían probrarse cosas así en los tan modernos laboratorios de psicología actuales o quizas plantearme tener un "caracolero" o haberme quedado toda la noche en aquel asfalto mojado... Quien sabe.
Pero hay una cosa segura, y es que me encantan los paseos nocturnos con caracoles.
3 comentarios:
Uoooohhh, CARACOLESSS!!!! Los caracoles molan, tienen uñas.
Pues no que no habia visto que habias empezado el blog?! El perfil con el que estas en mi blog pone que no es el mismo que este, en mis seguidores sigues siendo Loles y sin foto, y sin blog claro...
por lost!!! mas actualizaciones!!!
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